Samsung Gear S3: Grande en prestaciones y tamaño
Fiel a la cita, Samsung nos ha traído hasta Berlín para conocer de cerca su próximo smartwatch, el Gear S3. Llegará en dos versiones, tan parecidas, que hasta físicamente será difícil encontrarles diferencias destacables más allá del color. Ahí es donde comienzan a aparecer las primeras dudas frente al reloj, un producto que el fabricante nos tenía acostumbrados a presentar en dos versiones bien diferenciadas y que en esta ocasión resulta complicado definir dos perfiles opuestos que casen con diferentes estilos.
Pero lejos de encontrar una nota negativa en ese aspecto, lo primero que nos sorprende al verlo es el tamaño. Si el Gear S2 se ajustaba a tu muñeca y se asemejaba bastante a la experiencia de llevar un reloj tradicional, ve haciéndote a la idea de que la nueva pantalla de 1,3 pulgadas (antes 1,2 pulgadas) ha agrandado ligeramente las dimensiones de la caja. Donde más notamos el cambio es obviamente en su grosor, que pasa de los 11,4 milímetros a los 12,9 milímetros, aunque también lo notaremos en el peso, donde ha subido de los 42 gramos del S2 Classic hasta los 57 del S3 Classic (62 gramos en el caso del Frontier). La primera conclusión que tenemos es que el reloj no es apto para muñecas pequeñas, por no hablar del sector femenino, que no solo sentirá gigante el dispositivo de pulsera, sino que también encontrará el diseño del dispositivo (obra de Yvan Arpa, por cierto) un tanto masculino.
A las tiendas llegarán como S3 Frontier y S3 Classic, el primero de ellos con un estilo que intenta ser más desenfadado con el color gris y una botonera casi integrada que aparenta aspecto rugerizado. Tanto el nombre del modelo como el detalle de los botones podrían hacer pensar que estamos ante una versión deportiva especialmente diseñada para los más aventureros, pero lo cierto es que el Classic ofrece las mimas prestaciones. La única diferencia está en incluir botones más vistosos y una estética cromada, pero al igual que el Frontier, será resistente al agua gracias a la certificación IP68.
Si tenemos que justificar el grosor, no nos queda más remedio que echar las culpas al arsenal de sensores incluidos, donde encontraremos acelerómetro, barómetro, giroscopio, sensor de ritmo cardíaco y sensor de luz ambiental. Todos estos nuevos componentes transforman al reloj en una estación de medición ideal para los aventureros, ya que tendremos a nuestra disposición una gran cantidad de datos. Otro elemento que también ha podido afectar al grosor es la incorporación de un altavoz, con el que ahora podremos contestar llamadas directamente desde el reloj al más puro estilo Inspector Gadget. También la batería, que sube hasta los 380 mAh, algo que irremediablemente ha tenido que ocupar algo más de espacio.
La versión de Tizen incluida es la 2.3.1, que aprovecha las nuevas incorporaciones de hardware estrenadas con el Gear S3, y permite además realizar algunas nuevas funciones como la llamada de socorro (pulsando tres veces el botón de menú) o la introducción de texto mediante escritura con el dedo. Este software llegará a los actuales S2 a finales de año, y ese movimiento sea la nota más interesante que probablemente hayamos sacado en la presentación del S3.
Y es que, a falta de conocer el precio oficial del producto (Samsung no nos lo había proporcionado mientras escribíamos este artículo), en el caso de mantener el mismo rango que obtuvo el S2 en su lanzamiento, puede que la nueva versión se nos antoje poco interesante. El diseño que parece dar un paso hacia atrás, con unas dimensiones exageradas respecto al S2 y dos opciones muy similares que de primeras parecen no abarcar suficientes estilos. Dejaremos esta última incógnita en manos de las pulseras intercambiables, ahora con sistema estándar de 22 milímetros que permitirá usar correas universales para dar algo de libertad (y mayor facilidad de personalización) al usuario.
Pero como decíamos, la clave está en el Gear S2. Samsung ha confirmado que el modelo convivirá con el S3 este año, y si le sumamos que recibirá el software de su hermano mayor y que probablemente baje su precio, el resultado que obtenemos es el de un reloj muy completo a un precio rompedor. Además, las nuevas versiones en oro rosa de 18 quilates da un toque femenino que podría contrarrestar el interés del S3 en el lado de las chicas.
Es un lanzamiento extraño, la verdad. Esperaba ver algo completamente diferente, más acorde con el buen producto que es el Gear S2. En su lugar, me he topado con un terminal que recuerda más a la primera generación de smartwatches de Samsung, donde primaba la lista de especificaciones técnicas (recordemos esa cámara integrada en la pulsera del Gear original) antes que buscar un producto que, además de ser cómodo de llevar, conseguía gustar a todo tipo de usuarios.