Por qué conducir una réplica del mítico automóvil de Knight Rider no es una buena idea
Si pasaste tu infancia o adolescencia en los años 80 y 90 seguro que conoces a KITT, el famoso automóvil parlante que acompañaba a David Hasselhoff en la serie de televisión Knight Rider. Seguro también que has soñado con ponerte al volante de ese estilizado Pontiac negro alguna vez. En Regular Car Review han cumplido ese sueño, pero no era lo que esperaban.
En realidad no es tan difícil. En el mundo existen varias réplicas de la serie de televisión. Además, muchos entusiastas del motor compran un viejo Pontiac Firebird TransAm V8 de 1982 y lo modifican para convertirlo en el mítico Knight Industries Two Thousand. El problema es que las modificaciones que hay que hacer para que KITT luzca como recién salido del camión de Industrias Knight dejan el vehículo prácticamente imposible de usar en carretera con una mínima seguridad.
Para empezar, los añadidos en el salpicadero son tan abultados que entrar y salir del coche es toda una odisea. Por si esto fuera poco, el coche no lleva espejo retrovisor interior. En su lugar hay una abultada consola de botones que no sirven para nada en el mundo real y que encima quitan mucha visibilidad.
Pero la peor parte es el volante. Ese estilizado mando inspirado en algún tipo de nave espacial es terrible para ejecutar giros amplios. Además, según Regular Car Review es tan largo que tienes muchas posibilidades de golpearte en las piernas (o en lo que lleves entre ellas) si lo mueves descuidadamente al girar.
Por supuesto, ayudaría mucho que tuviera un modo completamente autónomo, como en la serie, y que hablara con un entrañable tono remilgado moviendo luces rojas en el salpicadero. Sea incómodo o no, siempre tendremos un huequito en el corazón para el bueno de KITT.